Tome unos buenos tomates uva, del tipo salsa, con un cuchillo afilado haga una marca poco profunda en forma de cruz en el palo opuesto al tallo, y sumérjalos en agua hirviendo durante unos 50 segundos; escúrralos con una espumadera y después de pasarlos por agua fría, quíteles la piel. En una cacerola, poner una buena cantidad de aceite de oliva virgen extra y unas chalotas picadas y estofar (no saltear), procurando que la temperatura del aceite no suba demasiado y para ello, añadir medio vaso de agua si es necesario. Cuando la chalota se haya guisado, verter los tomates frescos, previamente picados groseramente, en la cacerola y cocer hasta que la salsa -ajustada de sal- haya espesado. Con el fuego apagado, cuando la temperatura de la salsa haya bajado, añadir abundante albahaca fresca. Después de hervirlos en agua con sal, justo hasta que salgan a la superficie, aliñe los raviolis de ricotta y espinacas con su salsa de tomate fresco y albahaca, espolvoréelos con queso grana padano y añada un chorrito de aceite de evo al plato.